La ciudad condal destaca por la accesibilidad y cobertura del transporte público, el sistema tarifario integrado y las políticas de recuperación de espacio peatonal.
El «Deloitte City Mobility Index» sitúa en sexta posición a Barcelona entre 47 ciudades, por detrás de Singapur, Berlín, Londres, Helsinki y Tokio, y ha valorado el crecimiento de usuarios de transporte público, que alcanzaron los 15 millones en 2017, como un «dato revelador de la alta satisfacción» de los ciudadanos con el servicio prestado.
El informe señala como puntos fuertes de la red de movilidad de Barcelona el sistema tarifario integrado, la cobertura geográfica de la red de transporte público y las políticas de creación de más espacio para los peatones mediante iniciativas como las súper-manzanas, que restringen el uso del automóvil en ciertas zonas.
Entre los retos a superar, ha propuesto la identificación de planes para probar vehículos autónomos compactos adecuados para el denso tejido urbano, reforzar la ciberseguridad de los sistemas y convertir estructuras urbanas en espacios verdes.
El informe, tras analizar 60 parámetros en cada una de las ciudades objeto del estudio, ha concluido que son «varias» las claves para conseguir un ecosistema eficiente de movilidad urbana, entre las cuales la aplicación de las nuevas tecnologías, la integración de la red de transporte, las medidas para reducir la contaminación y la superación de «barreras culturales que refuerzan la percepción positiva del coche frente al uso del transporte público».
