La prueba piloto ha sido instalada en la estación de Can Cuiàs de la L11 y durará seis meses.
Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) ha puesto en funcionamiento de forma experimental una serie de puertas automáticas verticales en los andenes del Metro de la estación de Can Cuiàs (L11), y que suponen una alternativa a las puertas de movimiento horizontal que ya funcionan en las líneas automáticas 9, 10 y 11 de Metro.
En declaraciones a la prensa, el director de Proyectos Estratégicos del Metro de Barcelona, Ramon Malla, ha explicado que esta prueba piloto, que durará seis meses, es fruto de la colaboración entre TMB y una serie de empresas e instituciones tecnológicas de Corea del Sur, encabezado por Traffic.
Estas puertas consisten en una estructura vertical fija con unas guías por las que se deslizan dos paneles rígidos transparentes que funcionan similar a una persiana: se despliegan hacia abajo para establecer una barrera física de unos 160 centímetros de altura entre el tren y el andén, y se pliegan para dejar entrar y salir del convoy.
Malla ha destacado que las nuevas puertas verticales se sincronizan con el paso de los trenes, ofrecen espacios de paso más anchos que las horizontales –superiores a los siete metros–, por lo que no se necesita realizar “paradas de precisión” ni que todos los trenes tengan exactamente la misma distribución de puertas.
Por este motivo, son adecuadas para una gran variedad de líneas, incluso en las que combinan trenes de distintas series, y además se instalan más fácilmente que las puertas horizontales, lo que reduce los requisitos estructurales y las afectaciones al servicio durante su instalación y mantenimiento, y también tienen un precio menor.
TMB ha usado el andén de la vía 1 de la estación de Can Cuiàs, que normalmente no se precisa para el tráfico de pasajeros, para montar dos módulos de puertas automáticas verticales, sobre los que se realizarán durante los seis meses de la prueba piloto pruebas de fiabilidad e integración operativa.
La empresa destaca que estas puertas suponen una separación física entre el espacio de espera y el de circulación de trenes, lo que mejora la seguridad personal, especialmente en caso de aglomeraciones, y también “elimina el riesgo de caídas e intrusiones en las vías”, así como facilitar el cambio se sentido al final de línea.