El vehículo tiene capacidad para dos y van ancladas durante todo el trayecto.
La intermodalidad en el área metropolitana de Zaragoza está cada vez más cerca. El Consorcio de Transportes del Área de Zaragoza (CTAZ) ha iniciado una experiencia piloto en la línea Zaragoza-Villamayor que permite a dos ciclistas por viaje subirse a cada autobús con su bicicleta y anclarla en el interior del vehículo, para garantizar la seguridad de los viajeros.
La adaptación de los dos vehículos no resta espacio a las plazas destinadas a coches de bebé o para personas con movilidad reducida. Para su introducción se han tenido que eliminar algunos asientos fijos que han sido reemplazados por sillas plegables tipo transportín. «Hemos partido de cero, ya que no conocemos ningún sistema igual en ningún otro autobús», explica Juan Ortiz, gerente del CTAZ, para quien este sistema «garantiza la seguridad mejor que otros que llevan las bicis en el exterior del vehículo con unos correajes».
Durante un tiempo se estudiará el comportamiento del plan, ya que la idea es extenderla a otras líneas en los próximos meses. «Pensamos principalmente en la línea de Plaza, aunque también en otras cercanas a polígonos industriales o a localidades que tienen urbanizaciones dispersas a las que no llega ninguna parada de autobús», explica Ortiz. Para el gerente, este proyecto «coincide con la filosofía de intermodalidad y se adapta a las directrices de movilidad que aprobamos hace unos meses», en las que se buscaba la integración de varios modos de transporte en el área metropolitana de Zaragoza.