La agencia medioambiental estadounidense acusó a Volkswagen de instalar un software en algunos modelos que impedía detectar las emisiones reales.
Este software es capaz de reconocer cuando un vehículo está sometido a un control de contaminación, tras lo cual activaba una serie de medidas para que los niveles de emisiones se mantuvieran dentro de los límites legales. Los modelos afectados corresponden en su mayoría a aquellos equipados con un motor diésel TDI de 4 cilindros. El número total de vehículos con este software se desconoce actualmente, aunque existen alrededor de 11 millones de vehículos de la marca en todo el mundo con estas características. Tras destaparse el escándalo, todo indica a que Volkswagen deberá arreglar todos los vehículos, además de pagar una multa que puede alcanzar los 37.500 dólares por vehículo manipulado.