Nuevos actores y servicios innovadores, reforzados por los datos y la conectividad, la automatización y la electrificación, están transformando la forma en que se mueven las personas y mercancías, no sólo en el interior de las ciudades sino también en zonas rurales y de baja densidad.
La logística de la ciudad se centra en las interacciones e interrelaciones entre los diferentes agentes involucrados a gran escala. La Distribución Urbana de Mercancías o DUM es responsable de hasta el 40% del tráfico en las ciudades. La DUM está experimentando un crecimiento exponencial en los últimos años, consecuencia de los cambios en los hábitos de consumo impulsados por el comercio electrónico y la globalización de los mercados. También crecen los impactos sociales y ambientales, lo que requiere adoptar estrategias de sostenibilidad estrictas para realizar la logística urbana de forma sostenible. Por ello, las medidas de DUM tienen como objetivo integrar el sistema logístico urbano, mejorando la sostenibilidad y calidad de vida en las ciudades.
Por otro lado, el Transporte a la Demanda (TAD) consiste, en esencia, en ofrecer nuevos servicios colectivos y personalizados de transporte de pasajeros que se adapten mejor a las necesidades individuales y que sirvan de disuasión al uso del vehículo privado en zonas más dispersas o despobladas, en las que se produce un coste creciente del transporte público, una deficiencia en la cobertura, disminución de la calidad y escasa rentabilidad del mismo, unido a una menor inversión por causa de una ausencia de las ‘ventajas de aglomeración’, en contraste con el beneficio que generan las economías de escala en las zonas más pobladas. Es un transporte flexible y dinámico, que cubre de manera eficiente las necesidades de movilidad dispersa para el desplazamiento por carretera en horarios de baja demanda y zonas de baja población que no son cubiertas por las líneas regulares.