El combate a la contaminación pasa por instalar grandes carriles-bici en Rivoli y los Campos Elíseos.
La alcaldesa de París Anne Hidalgo declaró el pasado miércoles 11 de enero su intención de “reconquistar los espacios que han invadido los coches”. Su decisión de peatonalizar el muelle de la orilla derecha del Sena, utilizado desde la época de Pompidou como una autopista urbana, ha generado una de las más agrias polémicas del mandato de Hidalgo. Pero la socialista, que gobierna con los verdes, se muestra determinada a combatir la contaminación y a transformar la ciudad. Dos emblemáticas avenidas, la rue de Rivoli y los Campos Elíseos, cambiarán completamente de aspecto.
Según Hidalgo, la contaminación provoca cada año en Francia 48.000 muertes prematuras. Su predecesor en el cargo, Bertrand Delanoë, inició ya en 2001 una política de restricción al tráfico rodado. Cerró, por ejemplo, a la circulación el muelle en la orilla izquierda del Sena. Circular en coche por la capital francesa es un tormento desde hace muchos años. La solución, lejos de construir más cinturones de circunvalación o túneles para facilitar el tráfico, ha sido, al modo nórdico, desincentivar el uso del coche y promover el transporte público y la bicicleta. Hidalgo insiste en que “a más coches, más contaminación”. Justamente a principios de diciembre pasado, la ciudad aplicó durante cuatro días consecutivos la circulación alterna (según las matrículas de los coches) por el grave pico de contaminación que sufría la ciudad.
Los dos proyectos estrella para este año son lavar la cara a la calle de Rivoli y la avenida de los Campos Elíseos. Ambas vías, que soportan en denso tráfico rodado, dispondrán de un amplio carril bici de doble dirección. A modo de prueba, los Campos Elíseos quedan peatonalizados todos los primeros domingos de cada mes. El proyecto actual tiene mayor recorrido. “Queremos conseguir que las bicis sirvan realmente para moverse por la ciudad, no solo para mantener una actividad lúdica”, dice Hidalgo. “En algunas ciudades holandesas y escandinavas la bicicleta representa ya entre el 30% y el 50% de los desplazamientos y el tráfico rodado es casi residual”, explica a Le Monde el concejal de Transportes Christophe Najdovski.