Las urbes han eludido tomar medidas contundentes para reducir la polución así como el número de coches. Ahora, los problemas que genera obligan a cambiar el modelo.
Los coches que circulan a diario en las ciudades españolas y del resto de Europa son, simplemente, demasiados. No solo por el ruido o los atascos, sino porque están poniendo en peligro la vida y la salud de millones de personas que respiran la polución que generan los vehículos: a ella se atribuyen en torno a 30.000 muertes prematuras al año en España y unas 400.000 en Europa, según datos de la Comisión Europea.
“Antes asociábamos los coches con el progreso económico, y el éxito social y las políticas urbanas reflejaban esta mentalidad”, explica Clemence Cavoli, investigadora en el Centro de Estudios del Transporte del University College London. “Ahora, cada vez más, está asociado con externalidades negativas: congestión, sedentarismo, ruido y polución”, continúa Cavoli. En los últimos cinco años, la polución urbana aumentó un 8% en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) con datos de 3.000 ciudades. “Las urbes con más éxito —social, económico o medioambiental— son las que tienen menos coches”, añade la investigadora.
Uno de los principales problemas con respecto a la polución son los óxidos de nitrógeno, grupo de gases de los que forman parte el óxido nítrico (NO) y dióxido de nitrógeno (NO2). Se les denomina NOx, y su alta concentración provocó el episodio de contaminación que ocurrió en Madrid esta semana.
Los óxidos de nitrógeno están relacionados con problemas de salud en los niños (bronquitis, asma o reducción del crecimiento de la función pulmonar), dice la OMS. Además, una gran concentración puntual de este compuesto provoca episodios de asma o bronquitis a la población afectada. En Madrid, por ejemplo, el cruce de datos de calidad del aire con los de ingresos hospitalarios evidencia que durante los picos de polución se produce un aumento de los ingresos. Además, la presencia de NOx está fuertemente correlacionada con las de otros tóxicos: es un precursor del ozono troposférico, que genera también afecciones a la salud.